LÍRICA Y FANTASY

Por Ricardo Santana - 28/06/2022


Recuerdo hace más de 10 años que comencé en este bonito pasatiempo llamado Fantasy football; jugar solo implicaba ver algunos partidos de la NFL y estar al pendiente de la plataforma de juego (NFL). Mi primer pick de draft, recuerdo que fue Drew Brees, después tomé a Adrian Peterson y, más o menos, mis rivales terminaron por hacer algo similar; llenar su roster con los jugadores que considerábamos “buenos” en su posición, sin un algoritmo determinado; todo con base en la expertise que nos daba la TV, y en el mejor de los casos, haber jugado americano. Estratagema alejada de la serie de información y experiencia que terminó moldeando un proceder totalmente distinto a esta parte “lírica”. El fantasy se convirtió en una disciplina ortodoxa que se apega a información, parámetros y métricas que en teoría lo hacen a uno, un mejor jugador.

Hablando de métricas, el ADP (Average draft position) es la herramienta o dato de valuación (valor) que posiciona mejor o peor a un jugador en cuanto a que tan temprano o tarde deberíamos tomarlo en el draft, y asi armar de mejor forma nuestro equipo. ¿Qué o quién determina el ADP? Usted mi muy estimado lector, usted y su selecciones realizadas en el draft (o mock drafts) de años anteriores y presentes. El ADP de cada jugador se fundamenta en que tan alto o bajo es tomado en toda esta serie de ejercicios año con año. Otro dato que ayuda a integrar el ADP de un jugador (en algunas plataformas) es el ECR (expert consensus ranking) que es determinado por expertos de fantasy y determina el valor acorde a lo que estos expertos consideran importante en el desempeño de los jugadores y que termina por orientar la selección de jugadores de fantasy (golpe directo al ADP).

Los expertos se equivocan, pero se equivocan un poco menos que muchos jugadores como usted y como yo. El ECR y el ADP son datos que nos ayudan a tener un parámetro confiable de que jugador y en qué momento del draft tomarlo; sin embargo, como todo en esta vida, estas métricas no son infalibles. El fantasy, aunque juega a acercarse a una ciencia exacta fundamentada en la estadística, siempre tendrá la parte romántica que permitirá que no nos llenemos la cabeza de números y disfrutemos del juego de una forma más empírica. La liga en la que comencé tomando al QB salón de la fama de los New Orleans Saints (¿recuerda?) en primera ronda, la gane 2 años seguidos; desde entonces no he vuelto a ser campeón (jaja); pero trato de convencerme que hoy en día soy mejor jugador que antes.

Consuman fantasy y diviértase en el intento.